NUESTRA ZONA DE CONFORT: UNA AUTÉNTICA CÁRCEL DORADA

Cuánto se habla ahora de nuestra zona de confort, de que hay que salir de ella, de lo “peligrosa” que puede llegar a ser,… Pero, ¿qué es esa zona de confort? , o mejor dicho, ¿cual es tu zona de confort?
Llevo días pensando en ello porque yo era de las que pensaba que estoy continuamente saliendo de mi zona de confort, y quizás así fuera en algunos ámbitos de mi vida pero en otros sin embargo no tanto… Y es que el primer error es pensar que sólo tenemos una zona de confort…

Podemos crearnos tantas zonas de confort como aspectos ó situaciones vivamos en la vida. Este espacio es un lugar “seguro”, “cómodo”, requeteconocido y explorado por nosotros, en el que nos encontramos muy a gusto porque, como no, sentimos que lo tenemos todo muy controladito. Pero seguimos sin darnos cuenta de que no podemos controlar nada en el sentido que queremos, afortunadamente…(y lo dice una que ha sido la reina del control desde que era bien pequeña…,Dios mío, vaya cruz…).

Estar en una zona de confort está bien para estar en ella durante un tiempo, pero no para instalarse ahí y no avanzar. Si nos “enredamos” en ella no podremos crecer como personas y lo más importante aún, nos vamos a perder grandes cosas de la vida…Cuantas creencias y formas de pensamiento obsoletas nos hacen quedarnos en nuestra zona de confort sin darnos cuenta. Salir de ella no tiene por qué ser algo incómodo ni traumático, es nuestra mente la que se asusta pensando así y nos paraliza para no hacerlo. Cuánto estoy aprendiendo y cuántos regalos estoy recibiendo en estas últimas semanas gracias a salir de varias de mis zonas de confort.

Creo que una de las principales cosas que tenemos que asumir para salir de nuestra magnífica cárcel dorada es la toma de decisiones. La vida es una elección, nos guste o no es así, y nuestras decisiones son las que irán forjando nuestros actos que a su vez, dependiendo de los que sean, serán los que traerán la riqueza y plenitud a nuestra vida, o no… Para mí aquí nuestra intuición y nuestra conexión con nuestro Ser más profundo y auténtico son fundamentales para poder salir de “lo malo conocido” y poder tener acceso a “lo bueno por conocer”. Cada vez que mis decisiones nacen de esa parte de mi, sé que no me estoy equivocando , sé que aunque puedan sorprender a los demás y a mí misma también (como últimamente me ha ocurrido), puedo salir de mi zona de confort, puedo vivir la experiencia y recoger los frutos de ello.

Ayer, sin ir más lejos, volví a salir de mi zona de confort. Mi amiga Magdalena y yo acompañamos a un amigo nuestro en una situación muy difícil, muy dolorosa y a priori, se podría decir que muy incómoda también (que luego para nada lo fue…, ¡mecachis!, lo que es nuestra mente…). Sentíamos que era lo que había que hacer, y cuánto calor y cuánto cariño ha llevado a mi corazón esa decisión y esa experiencia. Cuánto estoy aprendiendo sobre la presencia amorosa del ser humano, porque creemos que en todas las situaciones siempre hay que estar haciendo ó diciendo algo para poder ayudar a los demás, y sin embargo, qué poder tan grande tiene nuestra sola presencia.En realidad, esto daría para escribir otro post y profundizar en ello…

Así que, con el corazón tranquilo y muy calentito, puedo deciros y animaros a que salgáis de vuestras zonas de confort, sean las que sean, relacionadas con una creencia, con un hábito de vida, con una rutina, con una relación inadecuada ó con un pensamiento rígido (aquí yo vuelvo a salir de mi zona de confort publicando este post un sábado en lugar de un viernes, que es el día que mi mente y mis santos ovarios dicen que tendría que ser…). Cuando abrimos la puerta de nuestra cárcel dorada y salimos de ella, los mundos que se abren a nuestro paso pueden ser sorprendentes y maravillosos…

Te dejo por aquí la última meditación guiada que subí a mi canal de YouTube. Puede que ella te proporcione pistas que te ayuden a tomar decisiones y a salir de tu zona de confort, detectando qué es lo que tienes que soltar y cambiar porque ya está caduco en ti y no te hace bien, siempre desde el amor. Porque como le dije ayer a nuestro amigo, es la fuerza del amor la única que todo lo cura y que mueve montañas, no conozco otra más potente que ella…

Si te ha gustado este post me encantaría que lo compartieras ó que escribieras un comentario. ¡Gracias por leerme!

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