MORIR Y RENACER

Hay tantas cosas que no nos han contado cuando éramos pequeños que a medida que vamos creciendo las vamos aprendiendo, muchas de ellas a base de un poco (o mucho 🙄) sufrimiento… Y es que está más que demostrado que la forma más efectiva del ser humano para aprender es la que pasa por experimentar

sufrimiento. Estoy totalmente de acuerdo en esto, pero me rebelo totalmente a que sea la única forma ó la más efectiva en nuestros aprendizajes de vida.

Todos, absolutamente todos, hemos venido con un plan de vida basado en la evolución espiritual de nuestra Alma. Y todos, absolutamente todos, vamos a pasar por distintas etapas en nuestra vida en las que deberemos morir y renacer, una y cien veces, las que sean necesarias para cada persona.
Fue Jesús de Nazaret quien nos abrió un camino de muerte y resurrección único. Sólo un Maestro como él, con su infinito amor por la humanidad, pudo obrar el milagro y traernos la libertad de espíritu. Estamos en el tiempo más propicio para poder poner más conciencia todavía en ello, recordar y tener muy presente lo que hizo por todos nosotros, y honrarlo de la mejor forma posible.
Pero…¿cual es esa forma? Pues a mi modo de ver y de sentir, viviendo y atravesando cada muerte y renacer que nos van viniendo a cada uno de nosotros como una oportunidad de crecimiento personal y espiritual. Aceptando para ello que en todos los ámbitos de nuestra vida hay ocasiones en los que debemos dejar morir determinadas formas de actuar ó hacer las cosas, patrones de pensamiento que ya no nos sirven heredados de papá y/o mamá, hábitos que no son buenos para nosotros, ciertas relaciones tóxicas, prioridades en nuestra vida que deben cambiar, etc., etc., etc. Porque cuando aceptamos lo que tiene que morir y lo atravesamos, con presencia y conectándonos con la energía de Cristo (Él nos sostiene), se abre un nuevo camino en el que renacemos con más fuerza y confianza.
Debemos ser como la pequeña oruga que se entrega con total confianza y fé a ese período oscuro de “muerte”, de parada e introspección, sabiendo en el fondo de su ser, que renacerá después como una bella mariposa, libre, con la capacidad de volar y de tener una visión mucho más elevada y sabia de su realidad, valorando y disfrutando de cada flor en la que se posa. Son los grandes regalos que nos trae el morir y el renacer de la mano de Jesús.
En el Tarot existe la carta de La Muerte, una de mis cartas favoritas, que cuando la trabajamos de forma consciente, nos está hablando e invitando a todo lo anterior. Y en el Árbol de la Vida es esta misma Muerte uno de los senderos guardianes de nuestro corazón. Por lo tanto, es una energía muy importante a tener en cuenta y no pasarla por alto. Por ello os dejo la imagen de este arcano del Tarot para que podáis observarla, estudiarla y adentraros en ella como en una meditación. Os puedo asegurar que os hablará por sí sola…

Aprovechemos la energía de esta Primavera para florecer y renacer en todo aquello que sintamos que ya puede morir. Hagamos ese tránsito-viaje con fe y confianza plena en Dios y en la vida. Que así sea…🦋✨

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